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Las personas tóxicas

Las personas tóxicas

Las encontramos en todas partes, en todos los grupos de amigos, empresas o familias. Personas especiales que son capaces de amargarle la existencia a cualquiera en todo momento. Tienen la capacidad, increíble diría yo, de molestar a todo el mundo sin darse cuenta del malestar que generan a su alrededor. Tienen una percepción de sí mismas del todo distorsionada y a menudo se presentan como verdaderas víctimas de su entorno. Personas que critican, que opinan destructivamente, que nunca proponen nada en positivo, que sólo ven malas intenciones en los gestos o palabras de su entorno.

¿Cómo puede alguien vivir así de podrido?, ¿cómo somos capaces los grupos de personas buenas, soportar semejante maltrato?

Es del todo injusto que estas personas que sólo saben sonreír falsamente delante de los demás, que jamás van de frente, que disfrutan de ser hirientes y que nadie soporta. Vivan de una forma tan ajena al problema que suponen para el resto tener que soportarlas. Y es ahí donde recientemente me detuve a pensar sobre un aspecto que muchas veces pasa desapercibido.  ¿Cómo es posible que estas personas no reciban un verdadero correctivo y sean apartados de esos grupos donde tanto daño están haciendo?

Creo que vivimos en una sociedad extremadamente complaciente, egoísta y cobarde. Donde preferimos aguantar un poco de veneno por miedo a darnos un antídoto que resuelva el problema de una sola vez.

Somos demasiado prudentes. Las buenas personas hemos sido educadas en el respeto y el cuidado de las demás. Pero no hemos sido entrenados para afrontar este tipo de situaciones con asertividad y mucho menos pedirle a alguien que no nos moleste o nos haga perder el tiempo con sus críticas o malos rollos, hablando coloquialmente.

Las personas hemos sido educadas en el respeto y el cuidado de las demás, pero no hemos sido entrenados para afrontar este tipo de situaciones con asertividad.

Si estas personas buscan la atención de los demás de forma permanente y no lo recibieran al comportarse de esta forma, seguramente reconsiderarían su postura, o por lo menos no tendríamos que soportar sus impertinencias ni disminución de energía constante al estar a su lado. Solo unos pocos son capaces de parar los pies a estas personas, que desgraciadamente no es secundada por el resto del colectivo que también sufre el problema. De esta forma, el bicho raro consigue, al menos en su mundo, aislar al coherente asertivo y hacerse con el control del grupo ,o mejor llamado “mayoría silenciosa”, que a todas luces siguen alimentando las actitudes del ser tóxico.

Es increíble observar como en casi todas las empresas que conozco existen estos seres tóxicos y dañinos que conviven entre grupos de personas del mismo departamento ó no, y que suelen generar ese tipo de energía negativa que nadie quiere, pero que nadie enfrenta.

Escribo esta reflexión con cierto desánimo, ya que tengo identificadas a varias de estas personas en distintos escenarios y colectivos. Nada me gustaría más que de una vez resolver el problema y afrontar esa conversación difícil posterior con esas personas. Me encantaría poder reconducir su energía hacia la luz, y no hacia la oscuridad, su inseguridad en seguridad y su baja autoestima en confianza y aceptación. Me encantaría mostrarles un mundo lleno de posibilidades cuando ayudas a brillar a las personas sin ánimo de dañarlas. Pero vivimos en un mundo demasiado preocupado por uno mismo y donde nos da miedo exponernos. Tenemos la piel muy fina, pero a su vez, no nos damos cuenta de lo poco que nos respetamos a nosotros mismos actuando de esta forma.

Si un día un ser valiente toma la iniciativa con algún ser tóxico de vuestro alrededor, no seáis cobardes, no dejéis a esa persona abandonada y mostrarle al agente dañino el buen camino y el cariño por las personas. Si no le mostráis la bondad, el respeto y la armonía, seguirá intoxicando nuestro mundo, y cada vez habrá menos personas que se animen a poner barreras por miedo al rechazo de la mayoría silenciosa. ¿De verdad queréis ser ese tipo de personas?

¿Es ese el tipo de mundo que queremos para nosotros y nuestros seres queridos?

Yo no. Ahora dime, ¿Nadas o Chapoteas?

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