Las personas son el eje fundamental sobre el que giran todas las cosas importantes en la vida.
Las únicas personas que forman parte de tu vida sin tú decidirlo previamente son tu familia. Y en ese entorno aprendemos a convivir, amar, reír, llorar, compartir y aceptar a esos seres queridos. En muchas ocasiones no logramos relaciones de calidad con nuestros seres queridos y eso suele generar muchas frustraciones y conflictos. Realmente ocurre exactamente lo mismo en las empresas. Cada día más empresas quieren ser consideradas familias por sus empleados y colaboradores. Un entorno seguro y amable donde desarrollar todo tu potencial, acompañado de personas que comparten unos valores empresariales y unos objetivos comunes para caminar en la misma dirección.
Esta similitud que existe entre familia y empresa, es válida al compartir características y mecanismos que se rigen por las mismas leyes no escritas que explican el ecosistema formado por un grupo de humanos en un momento determinado.
Las empresas ofrecen productos y/o servicios de lo más variado en todas las partes del mundo, y algunas empresas tiene muchísimo éxito, respecto a otras que apenas subsisten año tras año. Lógicamente analizar el éxito o fracaso empresarial sería prácticamente imposible desde el punto de vista siguiente: “no existe una fórmula escrita que asegure el éxito empresarial que aglutine todos los aspectos a tener en cuenta”. Así de sencillo y complicado a la vez.
No existe una fórmula escrita que asegure el éxito empresarial que aglutine todos los aspectos a tener en cuenta.
Las escuelas de negocio, mentores o empresarios exitosos podrían explicar cuáles son los factores de éxito que les han llevado a la situación actual. Además de incluir muchísimos sesgos de interpretación ó análisis que no permitirían copiar esas recomendaciones en otro lugar distinto, y replicar el éxito obtenido. Es probable que estés pensando que las franquicias dan al traste con esta pequeña reflexión que hago. Y te diré que sí, en parte. Pero más tarde volveré a ello y enlazaré con la reflexión core de este escrito para explicar la importancia del capital humano en todos los supuestos.
Todas las empresas están formadas por un número de personas determinado y todas las empresas tienen la percepción de que los trabajadores (colaboradores me gusta llamarlos a mí), son la parte más complicada de tratar, controlar, motivar, implicar, etc.
Esta es una de las afirmaciones que aparece en todas las conversaciones que he tenido con empresarios los últimos 20 años. Es algo inherente al ser humano tener dificultades al dirigir colectivos de personas, en especial cuando se pretende que estas trabajen en equipo de la forma más eficiente, productiva y rentable posible sostenido en el tiempo.
Por todo ello considero clave y fundamental la dedicación en cuerpo y alma a las personas que trabajan en una empresa. Cualquier mejora que se quiera realizar, dependerá de las personas, más directamente de unas que de otras, pero de personas al fin y al cabo. El empresario que facilita un escenario inspirador de trabajo logrará que las personas estén motivadas, sean proactivas y felices. Nada más y nada menos. ¿Conoces muchas empresas o familias así?
Por desgracia muy pocas logran este clima laboral, y por desgracia también, muy pocas se ocupan de ello realmente. Por desconocimiento, por falta de interés ó por la suma de ambos.
Muchas veces sorprende una empresa donde sientes que los colaboradores son felices, felices de verdad. Al igual que sorprende una familia con esa imagen, ¿verdad? De hecho solemos desconfiar mucho de esos ambientes “Happy” y creemos que son impostados, forzados o ha causa de la ignorancia.
Cada vez más las empresas se fuerzan a conseguir que sus colaboradores estén felices y motivados en sus empresas. Ya que es una de las claves del éxito empresarial más robusta. Conseguir que las personas quieran ir a trabajar, que se sientan realizadas, motivadas, retadas, compensadas, etc… Este es el verdadero reto del siglo. Vivimos en la crispación constante, en la queja y la apatía generalizada. Personas que sonrían, que te llenen de energía positiva, son un bien cada vez más preciado.
Cualquier mejora que se quiera realizar en una empresa, dependerá de las personas.
Mi apuesta siempre ha sido creer que las personas son “Creativas, completas y llenas de recursos”. Y que cualquier persona es capaz de brillar con luz propia si la escuchas y tratas de esa forma especial que has descubierto que hará que esa persona ofrezca su mejor versión. Si logras eso en tus entornos y equipos de trabajo no te garantizo el éxito, pero sí puedo garantizar que un grupo de personas desmotivadas es capaz de destruir cualquier empresa por buena que esta sea, o por mucho que esa franquicia esté funcionando en otras partes del mundo.
Ese es el poder de las personas. Son capaces de hacer magia si les das las herramientas y el apoyo necesario. Por eso creo que el Capital humano es la clave de cualquier organización y mi propósito es descubrir la magia que esconden las personas que trabajan en cualquier organización.
Ahora dime, ¿Nadas o Chapoteas?